miércoles, 12 de noviembre de 2008

Mouriño no está muerto, Espino y Creel tampoco

Milenio/ Domingo, 2 Noviembre, 2008


Juan Camilo Mouriño no está muerto, aunque debiera. La revelación sobre su historia personal y familiar en el tráfico de influencia sería suficiente para que el joven secretario fuera removido. Su temprana respuesta al denuncio, en la que expresara un sentido de sacrificio o de favor a Felipe Calderón, obligaba a un cese fulminante. La fijación presidencial contra López Obrador sirvió de salvoconducto a otra vida por conocer: la Cámara o el gobierno de Campeche.

En amplia perspectiva, la factura del joven Mouriño no la pagará él ni su familia, sino Calderón y el PAN. El poder da para mucho, incluso para la protección del incompetente o del corrupto, pero el tiempo se impone, el sexenio tiene su ciclo y término, las cosas fatalmente llegarán a su lugar y el Presidente habrá de procesar un relevo más que anunciado, más ahora que la reforma petrolera ha terminado y que se han nombrado más coordinadores de seguridad pública que los dedos en una mano, atribución que no le compete a Gobernación, pero que el Presidente resolvió asignarle.

No es fácil enviar al secretario de Gobernación a coordinar la fracción panista en la Cámara de Diputados. De por sí, la situación del PAN se muestra comprometida como para dar ocasión a que PRI y PRD hagan campaña nacional con referencia a Mouriño y su peculiar estándar de ética pública. Además, la derrota no sólo sería para el PAN, que podría llegar a menos de un tercio de los votos y con una pérdida de más de un centenar de curules, también lo sería para el Presidente y su grupo, una forma de voto de censura a su gobierno, a su complacencia y a su proyecto gubernamental, cuando todavía queda la mitad de su gestión, aunque no le parezca, la más difícil. La cabeza que habrá de rodar, con o sin Mouriño, será la de Germán Martínez, quien desde ahora hace de la elección de gobernador de Nuevo León, causa santa y la madre de todas las batallas; no es cuestión de razones o números, sino de supervivencia.

Mouriño habrá de irse a Campeche para alcanzar lo que en su carta implica: el anhelo de conciliar su proyecto político y la tranquilidad familiar en los negocios. Vivirá la nostalgia del poder nacional y de la frivolidad que le acompaña. El gobernador de Campeche, del PRI, es amigo de la familia; la maledicencia local habla de sociedad y complicidad, por ello se dice que Juan Camilo no tendría mayor problema para ganar la elección. El señalamiento es injusto, los sondeos del PAN y del gobierno —si están bien hechos— mostrarían que el joven secretario es la mejor carta para ganar la elección local.

Dos interpretaciones corren sobre Felipe Calderón: la inteligencia y el rencor. Pueden coexistir, pero ¿cuál prevalece? El inicio de su gobierno daba fuerza a la primera, el saldo al final del primer tercio favorece al segundo. Es evidente, dos hechos lo muestran por Germán Martínez, el más próximo al Presidente: la fijación contra López Obrador y la abrupta y grosera remoción de Santiago Creel de la coordinación del PAN en el Senado.

Santiago relevado, ahora puede hacer política con total libertad, sin tener que justificar a un gobierno cuestionado. El desafecto presidencial y ausencia de cargo no le han afectado y continúa siendo el panista, después de Calderón y Vicente Fox, con mayor adhesión dentro y fuera del PAN. Con dificultad, pero con consistencia, recupera lo mejor de su historia personal y construye el tejido de vínculos y afectos que no pudo hacer desde Gobernación. Al menos ahora son más auténticos y son, también, propios, no del Presidente y de los intereses camuflajados que siempre le acompañan.

Espino también preserva fuerza, especialmente en el panismo. Fue el primero en denunciar que desde Los Pinos la camarilla presidencial buscaba apropiarse del partido, pretensión que negaba la esencia cívica del PAN. Calderón se impuso y sus incondicionales llegaron a todas las posiciones; una derrota anunciada en julio próximo habrá de echarlos de fea manera. Espino, también denunció la entrega del poder a lo peor de los remanentes del pasado autoritario. Los hechos le dan toda la razón. Muy de él, arriesgó y ganó.

Lo cierto es que al Presidente, cuando todavía faltan cuatro años por transitar, se le acabaron los prospectos para la sucesión. No están muertos, peor, están vivos y son pesadísima carga. Con ellos, habrá de seguir el camino él y el PAN. Por ahora, las opciones sucesorias están fuera del estrecho círculo presidencial, Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Manuel Espino. Saldo del rencor, no de la inteligencia.


¡fuera policías del fútbol!




El fin de semana, los campeones bolivianos del Arurora se enfrentaron contra el Wilsterman en la última jornada del torneo.

En el minuto 2:30 del video se observa el inicio de la pelea en el que los jugadores de ambos equipos comienzan a agredirse a puñetazos.

Eduardo Zenteno, del Wilsterman, se negaba a abandonar el terreno de juego tras ser expulsado, y un grupo de policías antimotín lo sacó a empujones del campo (minuto 5:00).

Claramente Zenteno se opuso a ser desalojado, por lo que los policías tuvieron que enfrentarse a las patadas de los jugadores usando gas pimienta.

El portero del Aurora, Silvio Dulcich, se incorporó al enfrentamiento con los policías utilizando la badera del tiro de esquina.

Equipo de refugiados


Redacción
El Universal
Ciudad de México
Miércoles 12 de noviembre de 2008

10:05

Todos hablan idiomas diferentes. No pueden usar su nombre porque ponrías en peligro a sus familias. Tienen qué hablar cada semana al equipo rival para asegurarse que no usen jersey azul, pues el equipo sólo tiene uniformes de ese color.

Se trata del Liberti Nantes, el primer equipo italiano integrado exclusivamente de refugiados.

El equipo cuenta con jugadores de algunas de las naciones más factadas por la guerra, como Afganistán, Irak, Eritrea, Sudán, Guinea, Nigeria, Togo y la República Democrática del Congo.

Todos son refugiados políticos y llegaron a Italia en busca de un futuro más seguro para sus familias.

Debido a su situación legal, los jugadores no pueden ser registrados en la liga italiana, ni obtener contratos en equipos profesionales o semi profesionales